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Os paso el link de un artículo publicado en el Magazine de La Vanguardia, y que reflexiona sobre cómo debe la escuela adaptarse a los nuevos tiempos.
En las clases hay niños que viven en familias no-tradicionales (adoptivas, pero también monoparentales, homoparentales, reconstituídas, etc.) y niños que vienen de lugares lejanos. Si las familias ya no las forman necesariamente un padre, una madre y unos hijos con los que comparten ADN, ¿no va siendo hora de revisar el concepto de familia y el modo en que la genética se enseña en las escuelas? Si los orígenes (y los rasgos físicos) de nuestra población y del alumnado ya no son sólo caucásicos, ¿hasta cuándo vamos a seguir manteniendo el «color carne» o «el color piel»?
Podéis leer el artículo completo en este enlace. Entre los comentarios he visto el nombre de algún amigo del blog. ¿Alguien más se anima a dejar el suyo? 😉